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Gambetear, anotar goles, controlar el balón y jugar con los ojos del alma son verbos que conjugan a la perfección los invidentes que le apuestan al fútbol cinco en los IV Juegos Paranacionales.
El talento abunda al igual que el pundonor y el deseo de superación. La limitación es una palabra que jamás es protagonista. Poder observarlos en acción es un verdadero privilegio, un espectáculo inolvidable para la memoria.
En ese contexto, hay una persona que también aporta. Marlon Millán, quien cuenta con todas sus facultades y sentidos, hace parte del equipo de Santander, conjunto con el que se desempeña como arquero.
“Llevo cinco años con el equipo de Santander luego de llegar a esta disciplina por cuestiones del azar. Ha sido reconfortante y satisfactorio compartir con personas tan ejemplares”, comenta el joven guardameta.
Pero, ¿cómo es el fútbol cinco para invidentes? Básicamente las reglas habituales de la disciplina son las mismas, con marcadas diferencias. Son dos tiempos de 25 minutos cada uno y con cinco jugadores por equipo. En cada quinteto el único que cuenta con el sentido de la vista es el arquero, quien no puede abandonar su área pequeña de juego. En sus facultades está la de guiar por medio de su voz, eso sí, solo cuando su equipo está en el primer tercio del terreno de juego.
Durante los encuentros no se realizan saques de banda, solo de esquina y de meta. En caso de que alguno de los arqueros abandone su lugar y entre en contacto con el partido, se sancionará penalti.
El balón contiene en su interior unas cápsulas sonoras que se activan con el movimiento para guiar a los deportistas. El manejo que le dan y los goles que anotan son de admirar.
Es por eso que Marlon, que custodia el arco santandereano, es consciente de que esta experiencia de vida es invaluable porque “ellos le enseñan mucho a uno, sobre todo dejan claro que no tienen limitaciones, lo que quieren lo consiguen”.
Los goles que le han anotado ya se escaparon de su memoria, pues aunque los jugadores actúan con poca o inexistente visión y se ponen en sus ojos un par de parches y un antifaz, a la hora de anotar “tienen el arco pintado”.
Prensa Coldeportes - Acord
