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Hace un tiempo Carlos Salazar recorría las montañas de Colombia como soldado profesional custodiando la soberanía nacional. Hoy con la misma entrega por la camiseta es el capitán de la Selección de Cauca de voleibol sentado.
Carlos nació hace 31 años en Duitama (Boyacá). Por cosas del destino se radicó en el Cauca en donde vive con su familia compuesta por su esposa y su hija. El capitán caucano ve en su equipo un proceso lleno de disciplina y entrega. “Aquí la mayoría somos militares, por eso nos comprendemos porque es un trabajo en equipo y queremos salir adelante en estos Juegos”, indica el ‘capo’.
Cuando Carlos acumulaba ocho años de soldado profesional perdió su pierna izquierda patrullando junto con sus ´lanzas’ del Ejército Nacional. Allí sus esperanzas no decayeron, por el contrario el apoyo familiar fue el punto clave para su fortalecimiento físico y mental. “La base y el apoyo es la familia, ellos aportan en la recuperación desde todo punto de vista, a ellos se suman los amigos quienes hoy son mis compañeros de equipo”, replica el jugador.
Ser el capitán del equipo no es una tarea fácil, Carlos lo sabe e intenta hacer su trabajo con responsabilidad y comandar a su equipo al triunfo. “Es lo más difícil porque uno es el referente, esta historia inició con cinco compañeros de allí nace la pasión por este deporte”
El “no puedo” es un decir lejano al pensamiento de Carlos. “Cuando uno se encuentra discapacitado ve en el deporte otras alternativas de vida”, admite. Y recalca que “en nuestra delegación de Juegos Paranacionales hay deportistas con medallas de oro en natación, así demostramos que estamos al nivel convencional”.
Prensa Coldeportes - Acord
